lunes, 7 de marzo de 2011

DAMA






Aquí veis a una gran perra: Dama. Ayer murió igual que vivió, sin quejarse y cuidando de los que tenía a su lado.
Hace seis años, mi amiga-hermana Maribel la rescató en Ronda. Estaba apaleada, se le veía el hueso en una de sus patas, el hocico quemado, se notaba que había parido recientemente y estaba muerta de miedo. Maribel se mareó al verla tan mal, pero sacó fuerzas y dijo: "Esta para mi". 
Así fue. Cogimos una caja, la metimos en el coche y la perra con nosotras. Supongo que Dama pensaría: "¿Y ahora qué me van a hacer?" Durante tres días ni siquiera hizo sus necesidades porque estaba paralizada por todo lo que había vivido y no se fiaba ni de su sombra.
Poco a poco se dio cuenta que Maribel sólo quería cuidarla y darle mucho cariño. Desde ese momento se hicieron inseparables. Jamás he visto un animal que tuviera tanta pasión con su dueño como Dama con Maribel. 
Nos ha acompañado a mil viajes, a cientos de rutas de senderismo, a rutas en bici, siempre a nuestro lado, siempre cuidándonos como una noche que nos quedamos a dormir en el monte que sube hacia la Maroma (uno de los picos de la sierra que divide Málaga y Granada).
Era mi primera noche al raso en el campo y recuerdo que estaba muerta de miedo. Sí, lo confieso, soy animal de ciudad. Casi no pegué ojo y en un momento oí algunos ruidos, raros para mi pero normales en el campo. De pronto, Dama comenzó a ladrar, fue la primera vez que la perra ladró y de esa manera ahuyentó al bicho que fuera para que no se acercara donde estábamos nosotras durmiendo.
Jamás se me olvidará la alegría con que me recibía cada vez que me veía: venía corriendo, de pronto frenaba y se acercaba lentito para que la acariciaras después se volvía corriendo hacia Maribel para que hiciera lo propio, de nuevo corría hacia mi para repetir ese recibimiento una y otra vez hasta que le decíamos: "Venga Damita, a dormir", y agachaba la cabeza y despacito se iba a su cama y nos observaba desde su reino.
Debo reconocer que no entendía a las personas que cuentan lo mal que lo han pasado cuando ha muerto su mascota, yo pensaba que sí, era triste pero bueno no pasaba nada. Pero ahora sé lo que se puede llegar a querer a una cosita que sin hablar siempre está ahí animándote y cuidándote a cambio de muy poco: unas caricias y palabras con tono de aprobación.
Dama se ha ido pero nos ha dejado a su cachorrita: Jara. Tiene cuatro días de vida y nació por cesarea porque su madre ya era muy mayor y no tenía muchas fuerzas. Pero igual que una madre coraje, los últimos días de Dama han sido para dar calor, comida y mimos constantes a su pequeña hasta el final.
Ahora, todos estamos ahí para sacar a Jara adelante. Maribel puedes estar orgullosa de tu Damita, además te ha dejado su mejor regalo  que has de cuidar igual que cuidaste a su madre. 
Cuando mires a Jara, recuerda que Dama estará siempre con vosotras.
Gracias por todos los momentos que hemos vivido contigo.