
Ayer me hicieron esa pregunta.
Estuve comiendo en casa de unos amigos, y salió el tema: ¿Y de verdad los polinomios sirven para algo?
Debo reconocer que intenté escaquearme de contestar, pero al final y bajo petición popular tuve que mojarme.
La verdad es que yo también me he hice esta pregunta muchas veces en la carrera, sobre todo cuando alguno de mis profesores, necesitaban tres pizarras ( y no exagero) para escribir la demostración de uno de esos teoremas sobre Análisis Matemático III o bien de Topología Algebraica.
Pero lo descubrí después de terminar la carrera. Sabía que tenía que enfrentarme a unos pequeños humanos que me harían muchas veces esa pregunta y debía estar preparada.
¡Eureka!
Esa era la clave: mis adoradas Matemáticas me habían estructurado la mente para encontrar soluciones diversas a un mismo problema. Me enseñaban a razonar.
Para que comprobéis vuestro raciocinio, os propongo la siguiente cadena de razonamientos a ver qué os parece y que forma parte del libro "El Club de la Hipotenusa":
Se atribuye a San Agustín la mayor apología jamás realizada a favor de un número: "Seis es un número perfecto en sí mismo y no porque Dios creara el mundo en seis días, más bien lo contrario es verdadero. Dios creó el mundo en seis días porque este número es perfecto, y será perfecto siempre, incluso si el trabajo de los seis días no hubiese existido."
Si a esta reflexión se añade la de Leopold Kronecker (matemático): "Los números enteros fueron hechos por Dios, lo demás es obra del hombre" tendríamos ya una secuencia racional de la creación:
Primero Dios creó los números enteros, luego eligió al seis y entonces empezó a crear el mundo.
¿Quién dice que las Matemáticas no sirven para nada?