Comencé a andar sobre un terreno desconocido,
sin rumbo fijo pero oyendo un lejano silbido
que me llevaba a ciegas hacia tus sentidos.
Con dudas, pues no sabía dónde me llevarías,
con ilusión por descubrir todo lo que sentiría,
con valentía para acallar voces que no nos creían.
Subía, bajaba tus elevadas y abruptas cimas,
rodeaba curvas perdiéndome en tus meandros,
caía en profundas, oscuras y húmedas simas.
Mi cuerpo extenuado, mi mente con un pensamiento fiel:
la dulce locura por encontrar en tu alma mi refugio,
una y otra vez caminando sobre tu piel...
4 comentarios:
Que bonito paseo ese sobre la piel de tu refugio!, felicidades y espero que puedas disfrutarlo siempre!!!!
Querido Anónimo, muchas gracias y deseo que en tu vida también des largos paseos sobre la piel de alguien especial.
Un saludo
A veces esas cimas se vuelven "cumbres borrascosas". Ya sabes de qué hablo. Besos.
Con todo lo que estoy aprendiendo sobre montañismo gracias a la novela gráfica La Cumbre de los Dioses, soy capaz de escalar cualquier "cumbre borrascosa" siempre que sea a tu lado.
Un beso
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