miércoles, 3 de junio de 2009

Piropos de época...


El viernes pasado fue la fiesta de graduación de segundo de bachillerato de mi instituto y la cena parecía más bien la celebración de una boda, pero estuvo bien porque los alumnos se lo pasaron genial y eso que no había alcohol. Algo increíble la verdad, pero al ser menores se respetó bastante bien el tema.
Bueno a lo que iba. Para mi dicha cena fue bastante reveladora. Me senté al lado de mi jefe de estudio, Alfredo, y resultó que su madre y mi madre fueron vecinas en mi barrio de El Perchel a principios de los cuarenta.
Ambos coincidíamos en lo dura que era la vida en esa época en un barrio de trabajadores y pobres. Pero también había un sentimiento que creo perdidos hoy.
Mi madre me contaba que iba por la calle con 18 años y los hombres le tiraban las capas a sus pies para que la pisara, era uno de los más altos piropos de la época. Cuando iba a comprar el pan el tendero siempre colaba a los demás clientes porque le decía a mi madre que cuánto más tiempo la tenía en la tienda, más agradable le resultaba trabajar.
Mi madre con su timidez, se quedaba horas en la panadería y luego tenía que escuchar pacientemente la bronca de mi abuela por haber tardado tanto.
Hoy todo esto sería tachado de acoso sexual.
Yo me quedo con el componente romántico y con el orgullo de las capas pisadas por mi madre en las calles de mi querido Perchel.

8 comentarios:

Mirna dijo...

Solo diré una cosa: "de casta le viene al galgo". Un besazo; viéndote y conociéndote me hago una idea de cómo es tu madre. Ya podrías traerla un domingo a casa, Ángeles (ahí lanzo el anzuelo).

Ángeles L. Satorre dijo...

Querida Mirna, has conseguido ruborizarme, pero he de ser realista y mi madre de joven era guapísima, incluso le ofrecieron ser modelo pero esa profesión en los años cuarenta era demasiado extravagante para una chica de barrio, pero yo soy normalita, o como le digo a mi Refugio: soy resultona, jeje.
Acepto el anzuelo y la invitación y seguro que mi madre estará encantada de ir.
Un besazo

Frente-Pequeña dijo...

Ay la capa... Una pena que ya no se vista. Con razón se te cuelan siempre en el super.

Ángeles L. Satorre dijo...

Menos mal que te tengo a ti, mi Frente-Pequeña, que me miras con buenos ojos, preciosos ojos...

Jesús Cotta Lobato dijo...

Qué pedazo de piropo y qué lástima que los hombres ya no seamos tan galantes.

Ángeles L. Satorre dijo...

Querido Jesús, a mi siempre me has parecido y me parecerás y hombre muy galante.
Un abrazo

Olga Bernad dijo...

Yo creo que los piropos siguen gustando y se agradecen mucho. El acoso no tiene nada que ver, no es galante, no tiene salero. Ni tampoco la burrada dicha con esos ojos que ponen.
A mí el mejor piropo me lo dijo un señor andaluz (lo reconocí por el acento, que canta mucho en Zaragoza;-) Me volví tan contenta, hasta le dije gracias y se quedó extrañado. Tenía que haber seguido sin mirarle y con cara de reina, pero me hizo tantísima gracia... y es que es un arte que se está perdiendo, una lástima.

Ángeles L. Satorre dijo...

Querida Olga, es cierto que es una lástima que se esté perdiendo el arte de hacer un buen piropo y también es una lástima que no hayas compartido ese piropo que el señor andaluz te dijo en tierras mañas.
Un saludo.