Hoy he ido a almorzar a casa de mi madre.
Llevaba toda la mañana pensando en su arroz y en lo bien que prepara las almejas salteadas, deseando degustar sobre todo el cariño y esmero con el que cocina una madre para su hija.
Y por supuesto, siempre se supera. Hoy además, al llegar a su casa le he dado un fuerte y largo abrazo porque he tenido miedo de perderla. La madre de una compañera de trabajo ha fallecido y eso siempre hace pensar en lo rápido que puede cambiar la vida hacia el otro lado.
Siempre que voy allí tengo una larga conversación con ella y me ha contado algo que me ha indignado profundamente y hasta diría más: me ha cabreado.
Hace catorce años que falleció mi padre. Mi madre entró en una depresión al perder al gran amor de su vida después de casi 45 años juntos. Yo diría que después de ese tiempo junto a la persona amada y acto seguido, levantarte un día y ver que ya no está es para volverse loco.
El ver sufrir así a mi madre y sentir una gran impotencia por no poder devolverle su vida y sus planes de futuro hacía que me estrujara la cabeza para intentar sacarla a flote.
No sé cómo, pero me informé de una gimnasia para mayores que ofrecía un hogar de la tercera edad de la Junta de Andalucía. El edificio es una casa andaluza con su patio lleno de macetas, mucha luz, una azotea preciosa.
Después de comerle mucho la cabeza(casi tres años) para que fuéramos juntas a ver el sitio y que después decidiera, conseguí que me acompañara.
Le gustó.
Así que la apunté al taller de gimnasia. Le dio la vida. El estar durante unas horas al día sin pensar en la soledad, lo gratificante que puede ser el ejercicio físico, el contacto humano, el sentirse viva y activa ha hecho, durante estos once años, que una persona no se hunda, se ría con sus compañeras y tenga una obligación gustosa cada día. A modo de anecdota, debo decir que en los períodos de vacaciones (verano, navidad...) mi madre tiene mono de gimnasia y se pone sola en casa a hacer ejercicios físicos porque le hacen sentir mejor.
Pues ahora la Junta de Andalucía, esa que tanto dice que cuidemos a nuestros mayores, va a echar de los talleres a los "usuarios" que llevan más tiempo haciendo las actividades para que entren "usuarios" nuevos. Es INDIGNANTE que ahora, personas como mi madre, que no "usuarios", se tenga que quedar sin una motivación para seguir estando activa y que, a pesar de sus achaques y gracias al ejercicio físico, se valga por ella misma.
El traumatólogo le dijo a mi madre hace un mes que siguiera con la gimnasia pues con una minusvalía del 67%, reconocida por dicha Junta de Andalucía, era muy importante, para que no se agravara sus problemas físicos, el ejercicio físico.
Es INDIGNANTE que unas personas, que no "usuarios", tengan su mente activa pues no son solo ejercicios físicos, la hacen mantenerse activa intelectualmente.
Para la Junta de Andalucía, ¿qué se supone que debe hacer ahora mi madre pensionista: quedarse en casa a esperar?
Mientras escribo esta entrada salen lágrimas de indignación, tristeza e impotencia.
No olvidemos a nuestros mayores por favor.
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