Hoy he empezado tres veces esta entrada, y las tres las he borrado, porque no me convencían.
Después he recordado que estando tomando un chocolate esta tarde con mi refugio, tenía en frente un cuadro de un molinillo de café.
Automáticamente me he acordado de mi abuela. Cuando era pequeña, estaba deseando que mi abuela me pidiera que cogiera el molinillo del cafe para molerlo. Para mí era algo mágico...
Mi abuela era una mujer de mucho y raro carácter. No le gustaba que la llamáramos abuela, para sus nietos era MamaEncarna.
MamaEncarna era muy alta, nada que ver con esta que escribe. Como diría mi amiga Maribel, una mujerona. Pero después de los años, sé que era muy peculiar.
Quizás debió querer más a sus hijas y también haberlas ayudado en los momentos difíciles, pero quizás también no supo cómo hacerlo.
Lo que sí puedo asegurar es que tuvo una hija excepcional que es mi madre, y que otro día contaré por qué.
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