jueves, 23 de abril de 2009

Envidia...


Ayer una alumna mayor (y por mayor quiero decir bastante mayor que yo) me dijo que quería hablar conmigo. La cité en el recreo, y resulta que tenía guardada una felicitación de Navidad desde entonces y que no se había atrevido a dármela porque le daba vergüenza. Y es que en el sobre también había un collar y unos pendientes que había hecho ella. Sinceramente no sabía qué decir.

Si es cierto que a final de curso, siempre suele caer algún regalo por parte de un grupo de alumnos con los que has tenido más afinidad, pero nunca me había pasado a mitad de curso.


Hoy, otra alumna me ha traído una rosa de la parcela de su casa. Es una rosa de pétalos grandes y un perfume que hacía mucho tiempo que no disfrutaba en una flor. Supongo que era por San Jorge. No lo sé porque la mujer me la ha dado y estaba hasta nerviosa.


Sinceramente, han sido unos detalles que te dan unos ánimos para cuando vienen esas dudas existenciales que te crea algún que otro alumno traviesillo...


Al llegar a la sala de profesores y al verme con la flor, algún o alguna compañera (no quiero dar pistas) ha soltado el correspondiente comentario para fastidiar: "Eso es para que la apruebes..."

Y me han entrado unas ganas de volver a cuando era niña y contestarle: "¡Chincha rabiña que tú no tienes!"

En cambio, para no perder mi fama de diplomática..., simplemente le he dicho: "¡Ay qué mala es la envidia!" ¡¡¡Sí se lo he dicho!!!

No creo que cuando un alumno se toma la molestia de escoger esa flor, cortarla, llevarla en papel de aluminio para que no se estropee, esté pensando en que así el profesor le va a aprobar.


Y si es así, dejadme ser ingenua y pensar que simplemente lo ha hecho porque ha querido.

4 comentarios:

Jesús Cotta Lobato dijo...

No creo que una alumna que regala una flor o unos pendientes lo haga para que la apruebes, sino porque la aprecias. En este gremio, como en todos, hay muchos envidiosos. Así que disfruta de tu flor y de tus pendientes. Te los has ganado. Un beso.

Ángeles L. Satorre dijo...

Gracias Jesús, quizás más de uno solo necesitarían que le regalasen una flor.
Un abrazo

Mirna dijo...

Qué bonito, Ángeles. Vamos hay que ver que la envidia es mala de verdad. En fin, al final lo que cuenta es que pasados los años, esas alumnas te recordarán a ti, a ella, posiblemente no. De verdad que la envidia es bien mala. Un besazo.

Ángeles L. Satorre dijo...

Querida Mirna, pienso igual que tú y espero que los esfuerzos que ponemos cada día en nuestro trabajo sirva por lo menos para que no caigan en el olvido.
Un abrazo