El fin de semana pasado mi amiga Maribel, mi refugio y yo nos hemos ido a Coripe, un pueblo de Sevilla que linda con la sierra de Cádiz. En esta zona hay una vía verde de unos 36 kilómetros.
Para quién no sepa lo que es una vía verde, diré muy brevemente que son tramos por los que debería viajar un tren y que se comenzaron a construir a principios del siglo XX y dejaron a medio hacer puesto que el dinero destinado para terminarla lo desviaron hacia la guerra y cuando acabó ésta pues como la posguerra fue tan dura, dejaron a muchos pueblos de España con el recorrido, incluido túneles, viaductos y estaciones, hecho pero sin colocar las vías. En los sesenta se decidió de manera definitiva que esas vías quedarían en el olvido, para el pesar de miles habitantes que han visto cómo sus pueblos quedaban más perdidos en el mapa.
En los años noventa, un grupo de personas tuvieron la feliz idea de recuperar esas vías olvidadas para realizar cicloturismo, senderismo, paseos a caballo incluso personas en sillas de ruedas podrían disfrutar del campo sin ninguna dificultad.
El fin de semana pasada, gracias a ellos, volví a mi infancia, cuando los domingos mis padres cogían las bicis Orbea plegables, las montaban en el Seat 850 y con una tortilla nos íbamos al campo y mis hermanos y yo lo pasábamos como nadie.
Si tenéis oportunidad haced una vía verde porque vuelves a ser un niño feliz que sólo piensa en pedalear y notar la velocidad oliendo cómo llega la primavera.
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